jueves, 3 de julio de 2008

LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA DE TELEVISION



El Gran Casino de Aranjuez, un edificio mastodóntico a 58 kilómetros de Madrid al que los nominados llegaron en autobuses, taxis y alguna que otra limusina, acogió anoche la entrega de los X Premios de la Academia de Televisión, que tras dos años de desencuentros volvió a emitir TVE-1. Dos circunstancias marcaron la gala: lo repartido de los galardones (no hubo una cadena que destacara mucho sobre las demás) y las ausencias. La ceremonia la condujo un Carlos Sobera entre despistado y sentido -"Hacemos la tele que nos sale del corazón"- y estuvo salpicada de sketches de los cómicos Edu Soto y David Fernández. La periodista Rosa María Mateo, despampanante a sus 65 años (y con su camaleónica cabellera teñida de rubio), recibió el galardón Toda una vida. La periodista que más telediarios ha presentado en España lleva cinco años alejada de las cámaras. "No lo echo de menos. Me dedico a esa otra vida que nunca dejé de tener mientras trabajaba. Leo, voy al cine, cuido mi jardín... Hay vida después de la tele".
Decíamos que hubo ausencias. Se echó de menos a Carmen Machi y a Paco León, que no recogieron sus premios a mejor actriz y actor por Aída (Tele 5). Tampoco estuvo Andreu Buenafuente -que estaba presentando el programa por el que se llevó el galardón al mejor presentador, Buenafuente (La Sexta)-, ni Patricia Conde, cuyo programa Sé lo que hicisteis... (La Sexta) salió elegido mejor espacio de entretenimiento. Sí estuvieron y resultaron emotivos Sebastián Álvaro -que recogió "probablemente por última vez tras 27 años" el galardón al mejor programa documental por Al filo de lo imposible (La 2)-, o Ricardo Gutiérrez, que recogió el enésimo premio a mejor ficción de Cuéntame... (TVE-1). Matías Prats, un veterano recogiendo premios a mejor presentador de informativos, bromeó con Lorenzo Milá, su "contrincante", y aprovechó para contarle a la audiencia la noticia del día: la liberación de Ingrid Betancourt.

Curiosidades: el equipo de Callejeros (Cuatro), que se llevó dos premios (mejor informativo y mejor dirección) se pasaron el resto de la gala coreando campeones, campeones; Carmen Sevilla y Wyoming, que presentaron un premio, forman un dúo cómico genial; Gonzalo Miró, afónico perdido tras la Eurocopa, a penas pudo presentar el premio que se le encomendó; gracias a María Rey por fin hemos entendido qué es un realizador: "un señor enano que te cabe en la oreja". Y Fernando Argenta, que recogió su séptimo galardón por El conciertazo, sólo dijo, "muchas gracias", y desapareció.

Los premios de la Academia de Televisión son algo así como los Goyas de la pequeña pantalla. Como éstos, también tienen su dosis de controversia. Es habitual que TVE acapare muchos galardones. Este año, TVE-1 volvió a ser, y con diferencia, la cadena con más candidaturas: 22. Alrededor del 60% de los miembros de la Academia de Televisión (ATV), que son quienes votan, pertenecen a Televisión Española, cuya plantilla supera con creces la de las cadenas privadas. Esta falta de representatividad ha sido criticada y en febrero Tele 5 decidió salirse de la Academia. Sin embargo, Manuel Campo Vidal, su Presidente, señaló que en lo que va de año se han incorporado más de 100 socios. "En el negocio de los premios siempre hay rivalidades, audiencias y vanidades, pero hoy la academia es mucho más representativa que hace unos años". Quizá por eso este año los galardones estuvieron muy repartidos. TVE y Tele 5 se llevaron tres premios; Antena 3, Cuatro, La Sexta y Canal 9, dos, y La 2 y Canal Sur, uno.

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